Son impulsos biológicos que nos moviliza a la acción principalmente con el objetivo de preservar nuestra integridad. La propia raíz etimológica de la palabra da cuenta de ello, pues el latín movere significa moverse y el prefijo E denota un objetivo. La emoción, entonces, desde el plano semántico, significa “movimiento.
Las emociones son muy útiles en muchos momentos. Cuando se desencadena un tipo de emoción que afecta a nuestro bienestar, el organismo se prepara para responder con toda la gama de cambios físicos. Estos cambios incluyen el sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino, el sistema inmune y también señales externas, como la expresión del rostro, el cambio en el tono de voz, la postura, Las emociones no las elegimos, simplemente ocurren sin que podamos controlarlas.
Las emociones no pueden considerarse ni buenas ni malas, ya que todas son biológicamente indispensables para reaccionar de forma adaptativa ante los estímulos del entorno. Estas respuestas emocionales vienen grabadas en nuestra genética, son una herencia de nuestra evolución y se refuerzan con los aprendizajes. Los seres humanos tenemos en común una serie de emociones básicas, pero la forma de gestionarlas es totalmente personal y única. Cada individuo posee una propia representación interna del mundo en el que vive formada por sus creencias, valores, opiniones y pensamientos. Las emociones son una puerta de acceso al estudio de la estructura interna de la persona y de sus condicionamientos inconscientes.
La forma de identificar y expresar las emociones es muy variable entre las personas. Incluso la misma persona, según la situación experimenta y expresa la misma emoción de forma diferente. Esto pone en duda que las emociones sean innatas y comunes a todos, sino que más bien las aprendemos en la relación con el entorno en el que crecemos.